El Gran Courier
Por Agustina Rosales
(Primer cuatrimestre 2020)
Algunas personas creen que las botellas arrojadas al mar con un mensaje en su interior llegan solas a su destino. Esto no es así. Un dragón marino llamado “El Gran Courier”, junto a un cardumen de Sebastidae son quienes verdaderamente llevan a cabo esa tarea. El Gran Courier alguna vez fue un Sebastidae, un pez al que se lo considera muy débil, pero sobrevive a cualquier medio acuático, aunque esté contaminado. En un pasado lejano, eran más fuertes que sus descendientes de hoy en día. Si la corriente del océano es fuerte, se los llevará por delante ya que los músculos con los que nadan son débiles. Esto llega hasta tal punto que ni los científicos le prestan atención. Sin embargo, un día un Sebastidae débil y patético quería demostrar su valor, así que, siendo muy perseverante y tras mucho sufrimiento y dificultades, nadó contra la corriente y escaló una cascada. Los dioses vieron esto y conmovidos por su fuerza de voluntad, decidieron recompensarlo convirtiéndolo en un espléndido dragón. Los dioses pusieron una condición en cuanto a sus años de vida, y es que debe ayudar a las personas perdidas en todo el océano a llegar a casa. Y así alargaría sus años de vida como un “Gran Courier”. Bestia marina extremadamente fuerte, capaz de nadar contracorriente, sus colmillos pueden partir piedras y sus escamas son más duras que el acero. Los lugares considerados más importantes para el Gran Courier son, naturalmente, las islas deshabitadas. Es común que los náufragos de un barco que se hunde en alta mar lleguen nadando hasta una isla deshabitada y luego, pasado el primer momento, arrojen una botella al mar para pedir que los rescaten… Cada vez que una botella es lanzada al mar, los peces Sebastidae (que admiran con gran magnitud al Courier) se encargan de avisarle que una botella ha caído en alta mar. El Gran Courier no puede quedarse tranquilo, ni siquiera dormir o comer, hasta no dejar la botella en el lugar correspondiente. Cientos de personas fueron salvadas por él. Pero solo una de ellas es importante, ya que fue la primera que logró ver al Gran Courier. Y la primera persona que el Gran Courier salvó. Se trata de una pintora llamada Dena Tollefson. Mientras emprendía vuelo hacia Australia cayó una fuerte tormenta que ocasionó una avería en el avión que la transportaba, por lo que el aparato perdió el control y se estrelló en algún punto del Océano Pacífico, de esta forma quedó náufraga en una isla. Escribió su mensaje sobre una hoja de un árbol con una rama carbonizada y lo arrojó al mar. El Gran Courier, no dudó ni un segundo en ayudar a que su mensaje llegase a destino. Y así fue, se presentó con gran imponencia frente a la mujer en busca de su mensaje. Tres días después, Dena Tollefson fue rescatada de la isla. Su rescate fue primicia en todos los canales de televisión, su testimonio acerca de lo que vio fue de mucha polémica. Aun así, decidió dejar plasmado en una pintura lo que había visto aquel día, en la cual podemos apreciar al Gran Courier rodeado de Sebastidaes inmersos dentro de una enorme ola.
Científicos y especialistas, quieren investigar y realizar experimentos con la bestia marina. Sin embargo, esa fue la última vez que el Gran Courier hizo aparición alguna. Pero sin explicación alguna, náufragos de todo el mundo siguen encontrando su camino a casa, con solo tirar una botella al inmenso mar.