A cuenta gotas
Karen Mac Dermott – Candela Lezcano
2°Cuatrimestre-2017
Un repiqueteo sutil,
constante y puntual. Como el repiqueteo de un tambor o como el sonido del
segundero del reloj: tac tactac. Es el sonido del descuido y el de la
abundancia. Así suena esta canilla, representante de miles y miles que pierden
al unísono innumerables litros de agua, gota a gota. De manera delicada, casi imperceptible
e irreversiblemente este líquido, que no abunda. Como una metáfora llora el
descuido de los que, a menudo de manera egoísta las dejan perdiendo sin
escuchar sus lamentos y sin escuchar los lamentos de las comunidades del
Impenetrable Chaqueño, que también lloran y sufren la falta de agua.
Las comunidades chaqueñas no tienen la suerte
de tener a su disposición canillas para saciar su sed. Conseguir este bien
preciado es toda una odisea, que consta de largas caminatas haga frío o calor y
que, algunas veces, resultan en vano. Cubren su necesidad de agua
consiguiéndola de donde pueden y estas fuentes suelen ser agua contaminada
-fluvial, estancada de ríos, de pozo- y,
en menor medida, agua potable que proviene de camiones cisternas. Esta
problemática es causante de miles de muertes anuales, cuyas principales
víctimas son los niños.
Se estima que aproximadamente para el consumo
doméstico se destina el 10 % del agua dulce y que la industria -ampliamente
favorecida- recibe el 90% del consumo mundial.
En un
mundo equitativo probablemente se trataría de apalear necesidades tan cruciales
para el buen desarrollo de la vida humana. Argentina cuenta con una de las más
grandes reservas de agua dulce –tercera a escala mundial- pero la mayoría de
los argentinos no gozan de este recurso vital.
El artículo 31 de la
Constitución Nacional establece que “Las leyes de la Nación que en su
consecuencia se dicten por el Congreso y los tratados con las potencias
extranjeras son la ley suprema de la Nación […]”. Este
apartado respalda la decisión de la Asamblea General de las Naciones Unidas
-donde Argentina votó a favor-de reconocer explícitamente el derecho humano al
agua y al saneamiento.Pero aun hoy, las obras que garantizan este derecho
llegan como el agua: a cuenta gotas.