Femicidio en Argentina: un problema de todos los días
Por Cinthia Santana Soto y Ludmila Dip
Primer Cuatrimestre 2017
Cada vez que salimos a marchar y a decir que “somos el grito de las que ya no tienen voz”, tratamos de que la gente tome conciencia de que cada 18 horas están matando mujeres, se pide prácticamente a los gritos que nos den algún tipo de respuesta. No salimos a marchar por que sí; se pide protección por las que aún están vivas y justicia por las que ya no lo están, que dejen de juzgarnos por cómo nos vestimos o con quien estamos; ya que eso, lo toman como prioridad cuando la víctima o un familiar de la misma, se atreve a realizar la denuncia, “muchas veces en las comisarías o en las fiscalías se hace lo posible por eludir la denuncia de la víctima, se las maltrata y así se las vuelve a victimizar, esta vez por las instituciones del Estado, que deberían velar por su protección”, afirmó Julio Torrada, titular de la organización Wanda Taddei. Tratamos de concientizar a la sociedad de que las mujeres no “morimos”, como muchos medios titulan, sino que somos asesinadas, y, que no se trata de un asesinato común, sino de un “femicidio”, término que la investigadora mexicana Marcela Lagarde acuñó, y, como bien dice, es el acto de matar a una mujer sólo por el hecho de su pertenencia al sexo femenino, pero, todas sabemos que es más profundo que eso. Intentamos agregar un significado político a este concepto, con el propósito de denunciar la falta de respuesta del Estado para con nosotras, y, el incumplimiento de sus obligaciones internacionales de garantía, incluso, el deber de investigar y de sancionar. Son diversas las sensaciones encontradas cuando las mujeres marchamos unidas para pedir por nuestros derechos y reclamar las injusticias cometidas hacia nosotras. La bronca, el dolor, la tristeza, y entre muchas más, eran casi palpables en la marcha realizada en el “Día internacional de la mujer” de este año, también conocido como movimiento de mujeres NiUnaMenos. Una se siente desconcertada ante semejantes historias, llantos de dolor, silencios que no necesitan explicación. Una de las historias con la que nos topamos, fue la de SuheneCarvalhaes Muñoz, joven de 26 años asesinada por su pareja, representada en la marcha por su madre, la mujer que, podemos observar en la foto, sostiene el cartel que dice “somos el grito de las que ya no tienen voz”. El viernes 18 de julio del 2014, Suhene y Damián Loketek salieron a cenar con la excusa de celebrar sus primeros dos años de noviazgo. Hacía algunos meses habían alquilado juntos un departamento en Belgrano y ya tenían fecha de casamiento, en diciembre. Pocos imaginaban, tal vez sólo la joven de 26 años, que esa noche derivaría en un lento y doloroso femicidio, que finalmente se concretó casi ocho meses más tarde. Cuando regresaron a su departamento, en el segundo piso de un edificio ubicado en Echeverría y Moldes, Suhene le dijo a su pareja que necesitaba estudiar. Al otro día rendía un examen del 3° año de Veterinaria en la UBA. Él, molesto con la situación, trató de impedirlo y la mujer intentó tomar sus cosas para ir a leer a la casa de su madre. Eso desató la furia.Según relataría más adelante la propia Suhene a su familia, en ese momento Damián le quitó su celular, cortó la línea de teléfono fijo y comenzó a amenazarla. Sus gritos se convirtieron en golpes y un feroz estrangulamiento. Cuando la familia se percató de esta situación, recurrieron a la policía, “los policías le recomendaron a mi hija que evitara hacer la denuncia. Que intentaran resolver el problema ‘en la cama’ y, ante su insistencia, la hicieron caminar ocho cuadras hasta la comisaría. Mientras tanto, Damián la perseguía por la calle a los gritos y con amenazas”, contó su madre. Los golpes sufridos aquella noche se convirtieron en intensos y constantes dolores de cabeza. Suhene paseó por las guardias de Clínica Adventista, La Sagrada Familia, el Fleni y el Hospital Alemán, donde finalmente fue internada el 21 de agosto. Allí permaneció en terapia intermedia hasta el 11 de septiembre. El diagnóstico era “trombosis vascular con hidrocefalia de carácter traumático”. Todo producto de los golpes sufridos un mes antes. El calvario de Suhene duró ocho meses. 241 días después de aquella brutal golpiza, la joven finalmente murió, el 16 de marzo último. Según lo que cuenta la madre de la joven, Damián habría pedido una licencia psiquiátrica el mismo día en que comunicaron el fallecimiento de Suhene. Sin embargo, la familia de Suhene reclama que, al día de hoy, la causa está “paralizada” y que no los dejan ser querellantes por cuestiones burocráticas. Al encontrarnos cara a cara con estas situaciones, nos resultó difícil encontrar las palabras adecuadas o algún tipo de consuelo para aquellas personas que allí se encontraban, -y decimos “personas” porque las mujeres también lo somos-, pidiendo que se las escuche, que muestren la verdad de cómo fueron los hechos, que la gente no se quede solamente con lo que se muestra en la televisión.
Como todos sabemos, la mayoría de las mujeres son asesinadas por hombres de su círculo íntimo, pero esto no significa que el femicidio sea un asunto privado, sino que es producto de una violencia generada por la sociedad en la que vivimos y la cultura machista que la rige, pero, lo más triste, es que podemos notar como al prender la radio, mirar la tele, leer un diario, escuchar un discurso público, tal vez hasta dado por uno de nuestros dirigentes, vuelven legítimo este asunto.
Creemos que la gente no tiene ni la más mínima idea de la magnitud de las cosas que nos hacen día a día. Entonces, podemos decir que la problemática del feminicidio no es causada solo por hombres golpeadores, violadores, asesinos; sino que es una enfermedad social, provocada por la mentalidad machista del Estado, de los medios, de las personas. ¿Qué tan elevadas deben ser las estadísticas de mujeres asesinadas para tomar medidas al respecto? Seguiremos luchando para conseguir lo que nos corresponde por el hecho de ser seres humanos, “No queremos más mujeres muertas por femicidio. Queremos a cada una de las mujeres vivas. A todas.”
–NiUnaMenos