Nuevas formas de lucha universitaria y un mismo espíritu libertario
Por Maximiliano Salomoni y Julián Acebal
2do cuatrimestre 2018
Durante la Reforma
Universitaria de 1918 producida en Córdoba, la lucha del estudiantado fue
contra el clero secular de la Iglesia. Como expresa el ya legendario Manifiesto
Liminar la lucha de la juventud se levanta contra un régimen, método y concepto
de autoridad medieval anacrónico que no quiso ceder y adaptarse a los nuevos
vientos.
Hoy,
al interior de las Universidades Nacionales, el desafío que recae en los
hombros de la juventud comprometida e informada, es resistir al neoliberalismo
que compromete, como aquel viejo clero, la libre investigación y la
democratización de los conocimientos. Peligra: el desarrollo científico
nacional libre desde su misma matriz: la universidad.
Y
si alzamos la vista hacia nuestro país vemos muchas consecuencias de la no
participación del Estado en la economía, un ejemplo de esto es el avance del modelo
agro-industrial con sus semillas transgénicas y agrotóxicos sentenciando a la sociedad
a consumir, sin saberlo, alimentos modificados genéticamente y fumigados con venenos,
sin advertir a la población de sus riesgos para la salud y el medioambiente.
Los
ecos libertarios y el espíritu rebelde de la Reforma siguen iluminando para
germinar la resistencia en manos de estudiantes y profesores, que cultivan en
los intersticios del poder respuestas concretas a los problemas de la
actualidad: creación de Cátedras de Soberanía Alimentaria. Convenios con cooperativas
y productores agroecológicos. Dura batalla de algunos centros de estudiantes
frente a estas problemáticas. Y concientización para formar profesionales que enfrenten
y propongan opciones independientes de la ciencia funcional al capitalismo a
pesar del lobby de corporaciones, que, cual Iglesia del Medioevo, articulan una
telaraña de poder invisible casi, bajo la bandera de la ciencia y el progreso.
En
la UNQ una callecita poco transitada, un pequeño “Almacén Autogestivo” local de
alimentos sanos y agroecológicos, impensable en otros tiempos, no puede ser más
que otro ejemplo de resistencia, impulsado por la Secretaria de Extensión de la
UNQ y cooperativas de trabajo. Allí se puede leer un folleto…“facilitar el
acceso al consumo responsable y de calidad a los integrantes de la comunidad
universitaria”.
Al
tomar conciencia de esta batalla poco difundida se abre una cancela y se puede
ver en los intersticios lo que existe a espaldas de las mayorías. Así, de la
misma forma en que lo expresa John Berger en su poema El tamaño de una bolsa: “Dios
sabe cuántos fotogramas se suceden en nuestra percepción diaria. Pero es como
si en los breves momentos de los que hablo, de pronto, para nuestro
desconcierto, fuéramos capaces de ver entre dos fotogramas y nos topáramos con
algo que no estaba destinado a nosotros”.