Herederos de la lucha
Por Regina Pereyra
2°cuatrimestre 2018

Los
jóvenes pioneros de aquélla Córdoba revolucionaria de 1918 decidieron acabar
por completo, con una cultura universitaria estática e incongruente: pusieron
en jaque ese contenido curricular carente de interés y portador de un
conocimiento insulso e iniciaron, una sublevación-contraaquellos que los
querían sumisos y obedientes-con el objetivo de: dar inicio a una universidad
democrática, laica, cogobernada, autónoma y de calidad.
Hoy somostestigos de una realidad similar a
la de aquella juventud con sed de progreso.Sentimosa flor de piel los golpes
que a diario recibe la Universidad Pública. Observamoscómo nuestras metas,
ideales y sueños son avasallados, eclipsados y apagados, por quienes nos
gobiernan e ignoran que, en cada aula, cada día, sobre cada pupitre se inscribe
una nueva y única historia en la vida de cada estudiantey quees, dentro de estos
salonesdonde yace el alma matriz constructora e impulsora de conocimiento. En éstos,
se impele una instrucción tan provechosa y útil como ninguna. Allí se inicia el
proceso de aprendizaje que culminará luego, en una adquisición de saberes
enriquecedoresque involucran comportamientos inquisitivos acompañados a su vez,
por un despertar cognitivo inigualable e incomparable.
En
nombre de estas sensaciones que anhelan ser experimentadas por cada individuo
que así lo desee y, por todos esos logros que son nuestros por derecho, hemos
decidido tomar a nuestros compañeros
cordobeses como referentes, como símbolo emblemático de una lucha constante por
la igualdad y la libertad.
Las
voces airadas de toda la comunidad universitaria se articulan y confluyen en
una armoniosa y unívoca melodía.Los gritosse hacen eco y resuenan en cada
espacio y lugar, incluso hasta en el más recóndito. Aquí hasta las mismísimas
paredes tienen algo que contar. De esta manera todo el estudiantado, el cuerpo
docente, inclusive las máximas autoridades dan cuenta de que,son las bases
significativas y trascendentales de este gran cimiento que es la Universidad y
que es su deber, consagrarse agentes protectores de dicha Institución.
En
este 2018, un año rodeado de tintes conmemorativos en torno al centenario de un
acontecimiento universitario histórico, cargado de significados alegóricos,divisamos
el advenimiento de señales ruines, similares a la de aquella efemérides contra
las que arduamente batalló el colectivo universitario.Es nuestro deber
continuar con lasluchas que nos han sido legadas. Reanudaremosel camino hacia
la equidad.
Ventajosos,
poseemos un sendero llano, producto de la virtud perceptiva de nuestros
predecesores, quienes lograron vislumbrar aquel destello, esa luz que,
comoseñala Berger en <<Abrir la cancela>>:”es la luz en la que
están al acecho las figuras; al acecho de animales, de nombres olvidados, de un
sendero de vuelta a casa, del nuevo día, del sueño, del siguiente camión, de la
primavera. Es una luz en la que no hay permanencia; la luz de lo que no dura
más que un vistazo. Esta luz es otra llave que también abre la cancela.”