Alimentar la Intolerancia
Facundo Bergliavaz – R. Jordan
2° cuatrimestre, 2017
Una botella de gaseosa fresca que transpira como
la de las publicidades. Unaspapas fritas crujientes y saladas. Una mesa puesta
para amenizar mientras se espera el plato principal, con todos los integrantes
reunidos como sucede cada fin de semana, en el seno de las distintas familias
que comparten estas costumbres.
Nada violento ocurre cuando acontecen encuentros
entre risas y anécdotas.
Distinto fue lo que se vivió el 7 de junio de
2017, en Vicente López, en una de las plantas de Pepsico, luego de que los
operarios se manifestaran tras encontrar en la puerta un cartel como único
comunicado; “cese de actividades de la planta de
Florida”.
Reclamar pacíficamente la aplicación de una
justa legislación y defender el derecho laboral, casi siempre tiene un mismo
efecto: por un lado, una columna de humo negro de cubiertas de auto, el calor
del fuego y de algunos familiares, periodistas y representantes de distintas
fuerzas políticas. Por otro lado; balas, escudos, cascos, gases lacrimógenos,
táctica militar, palos, agresión y la violencia minimizada en las voces de los
funcionarios del oficialismo.
Estos hechos -que coinciden con el violento 19
de diciembre de 2001, por la similar metodología aplicada por parte de los
gobernantes- dejaron a más de 500 familias desmoralizadas y sin un sostén
económico fundamental: Un colegio y un
jardín evacuados por la cantidad de gases
arrojados y el respaldo por parte de los gobernantes para los empresarios y las
multinacionales, que aprovechan las políticas del momento y la ideología que
avala todas las prácticas represivas, para prevenir los disturbios.
El Estado se ausenta como moderador, y no da
lugar para la comunicación entre las partes ni el espacio con el que se debe
contar para el tratamiento de las paritarias como factor fundamental.
Existen herramientas digitales que son
implementadas de modo constante desde los diversos medios, que muestran la
proyección de un debate falaz, cuando la decisión de reprimir, es la única
certeza.