Más allá de la pobreza
Por Jacqueline Guevara, Agustina Suarez y Victoria Mazzei
Primer cuatrimestre 2017
Martes, 28 de junio del 2016. Una fría noche se acercaba en el pequeño barrio Campo Gallo, de Santiago del Estero. A simple vista, solo se pueden ver dos hermanos contentos, divirtiéndose. Ulises de 7 años y Brian de 6 son hijos de Carmen y Raúl. Con pocos años, por lo tanto, con pocos problemas. Pero más allá de lo que parecen, la historia de vida de ellos logra conmover a cualquier persona.
El 3 de julio del 2010, la euforia se hacía presente en Argentina, mientras toda la atención iba dirigida a la llegada del mundial en Santiago del Estero, Campo Gallo, nacía el primero de los hijos. Raúl nervioso esperaba en el pasillo del hospital. Buscaba desesperado a una enfermera, nadie decía nada. Me imagino que por dentro estaba preguntándose porque se le ocurrió nacer un día de paro. Pasaron las horas hasta que le dijeron que su hijo había nacido sano. Al año siguiente, la llegada de Brian al mundo fue totalmente distinta, recibieron la atención médica necesaria antes y después del parto.
Su pequeña familia no duró mucho tiempo. Ambos fueron abandonados por su madre en el año 2012. La situación económica no daba para más, las peleas con Raúl por su adicción al alcohol aumentaba cada día. Los niños no entendían lo que estaba pasando, ni la falta de comida, la falta de amor, la falta de sus padres, ni los rumores que habían en el barrio. Actualmente, son criados en la parroquia del pueblo, “Nuestra Señora del Carmen”, junto a otros niños sin hogar. Allí, les brindan alimentación y vestimenta, que provienen de donaciones y de la solidaridad de la gente.
La falta de agua forma parte de una gran problemática en la provincia, ya que siete de cada diez santiagueños no tienen acceso a ella por red pública. Aun así estos niños también pueden satisfacer su higiene.
La humildad, amabilidad e inocencia brota del corazón de cada nene, se hace presente con cada pequeño gesto que tienen entre ellos. Sus valores están muy marcados y se reflejan en actitudes cotidianas como compartir su merienda, sin importar el hambre que ellos tengan.
Raúl, si bien es un padre muy ausente, está haciendo lo posible por subsistir en medio de tanta pobreza ya que según el INDEC (Instituto Nacional de Estadística y Censos) el índice de ella alcanzo el 30,3% de la población del país al cierre del segundo semestre del 2016, lo que represento a unos 12,7 millones de personas, siendo el, un gran afectado por esta realidad.
La directora del colegio secundario “Lasalle”, Anabella, quien visita diariamente a los niños nos llevó a profundizar la vida de ellos. Nos contaba conmovida: “Fue muy triste, cuando entre su casa. Las condiciones en las que vivían no eran aptas para nadie, y mucho menos para dos niños tan pequeños, la mayoría de las casas tienen piso de tierra, esta era una de ellas, sumándole que habían ladrillos sueltos en su pequeña pieza compartida”. Ella realiza un gran seguimiento en cada chico, está cerca de ellos y los ayuda a enfrentar cada aprendizaje. Anabella es gran testimonio para cada uno de nosotros. Si bien aportaba gran ayuda desde su grupo misionero en Buenos Aires, la vida de estos niños la impactó de tal manera que hizo que continuara su vida en Campo Gallo y la reconstruyera allí, desde el año 2012.