Todo un camino
Abril Alfaro y Camila Sanabria
“Las fotos tienen una luz especial, una luz determinada por el momento del día o la estación. E invariablemente es una luz de un sendero de vuelta a casa, del nuevo día, del sueño… Es una luz, es otra llave que abre la cancela” John Berger
La primera vez que pisé la Universidad Nacional de Quilmes fue para anotarme en la carrera que elegí, me sentí chica en un lugar tan grande. Pero muy pronto vería algo diferente (una luz diferente). Todo comenzó cuando llegó marzo. Tenía que empezar la cursada y estaba tan desorientada con tantas aulas que llegué tarde a la primera clase. Y solo atiné a sentarme en un banco y escuchar. Me encontré con muchas personas nuevas, con muchas dudas respecto de cómo iban a ser las clases, cómo me iba a organizar para estudiar y si se me haría difícil. Al principio creí que no iba a poder con semejante responsabilidad porque acá cada alumno es autónomo y nadie más que uno mismo es responsable de sus actos y de tener sus tareas al día para no retrasarse. Cada clase que presencié me hizo pensar más sobre la carrera que había elegido y me pregunté a mi misma si estaba dispuesta a hacer semejante esfuerzo, ya que por conocidos universitarios supe que no era nada fácil. Son horas y horas de estudio en las cuales una deja todo ahí e invade su mente con muchísimos conocimientos, siempre queriendo saber más. En este mes de cursada pude prestar atención a todo lo que me ofrece la Universidad como estudiante, las becas como una ayuda económica y los talleres que me ayudan a guiarme en los trabajos prácticos que mis compañeros y yo tenemos que entregar como principiantes en nuestras carreras. Asimismo, pude observar a los profesores expresarse con total libertad y debatir sin verse limitados por normativas institucionales (libertad de cátedra), Tal como decía la Reforma de 1918 “sólo podrán ser maestros en la futura República Universitaria los verdaderos constructores del alma, creadores de la verdad, de belleza y de bien”. Lo que espero de la vida universitaria es poder recibirme satisfactoriamente. Para así después poder trasladar mi experiencia y conocimientos a otros jóvenes como yo, tratando de hacerse un porvenir.