¿Qué vemos cuando miramos?
Rodas F, Vera J.
1er cuatrimestre 2018
Como bien dice el autor John
Berger en “Abrir la cancela”, “El orden visible al que estamos acostumbrados no
es el único, coexiste con otros”, casi
siempre, lo que miramos tiene un trasfondo, una intención, un sentido.
Históricamente, las primeras
mujeres universitarias del siglo XIX y XX se encontraban solamente en Medicina,
en sus dos ramas: Obstetricia y Farmacia. Al igual que la formación en escuelas
normales, se las consideraba como las dos únicas vertientes de conocimiento a
las que,la “vocación natural” femenina podía adaptarse. Lentamente, las voces
de las mujeres se fueron mezclando, entrelazando, abrazando, acoplando en una
dulce y feroz melodía que tomó fuerza durante el siglo pasado, aclamando
conquistar y defender los derechos civiles y políticos de la mujer en un acto
revolucionario, valeroso, equitativo y liberador
En la actualidad, ellas ya
no representan más la minoría de estudiantes que participan en la Universidad. Año tras año, son más las mujeres que ingresan
y egresan de la misma. Es por eso, que la Universidad Nacional de Quilmes,
entre sus políticas estudiantiles, ha creado el programa de género con el fin
de suplir las necesidades que presenta nuestro contexto sociocultural. Su
objetivo es prevenir, atender, asesorar y orientar en las cuestiones ligadas a
la violencia de género, donde la Universidad interviene como institución
social, actuando, educando y empoderando.
Aunque todavía quedan por
romper estereotipos, conceptos y prejuicios instalados en la sociedad, es
innegable que la participación de la mujer adquiere un papel protagónico dentro
de los diversos ámbitos sociales. Ya no sólo cumple los roles de madre y
esposa; hoy la mujer trabaja, estudia, hace deporte, produce conocimiento, es
profesional, emprendedora, artista,
independiente y ciudadana: vota y es votada.
Así, pues, en esta imagen,
la figura de la mujer adquiere protagonismo resaltando el espíritu
emancipatorio femenino, a cien años de la Reforma Universitaria de 1918, en un
proceso y lucha que se fue gestando a lo largo de la historia, utilizando como
arma el conocimiento y el compromiso social.
No basta con sólo
mirar una vez para darle sentido a lo que creemos ver. Necesitamos tener el
impulso voraz que nos empuje a introducirnos por debajo de la capa superficial
y ver más allá, con los sentidos y la razón en estado de alerta, añadiendo una
pizca filosófica a nuestro sentido común para desenmascararlo y ponerlo de
cabeza.