No es todo color de rosas
Por Laura Belén Ríos y Ángela Stefanizzi
Primer cuatrimestre 2017
A vos mujer, que cuando naciste te vistieron con un body rosa y te ensañaron a jugar a cocinar y cuidar bebes.
A vos mujer, que siempre te obligaron a quedarte callada cuando te dicen algo. Porque una “señorita” es educada.
A vos mujer, que aprendiste que de noche y en pollera no se camina sola en la calle. Porque “¿Cómo no te iban a violar si los estas provocando?”.
A vos mujer, que entendés que tu única reacción posible cuando te gritan en la calle es bajar la cabeza y seguir.
A vos mujer, que te sentís tal pero por tu única condición de transexual sos discriminada y desvalorizada.
A vos mujer, que al manejar soportás que te manden a lavar los platos o asuman que usas el espejo para pintarte los labios.
A vos mujer, que sos juzgada por disfrutar de tu sexualidad. Porque “Eso es de trolas”.
A vos mujer, que temés ser una más de la trata de blanca o de las miles victimas de femicidios.
Desde la iglesia al Estado –incluyendo los medios, la estética, los valores conservadores y otros tantos hombres y mujeres- son impuestos distintos cánones de belleza, roles de género y estereotipos varios sobre la figura femenina fomentando una sociedad machista y patriarcal. Así dando lugar a que, derechos de las mujeres sean omitidos de manera cotidiana y casi natural.
Toda mujer tiene derecho a la libertad, la salud, la vida. Sin embargo estos derechos se ven violados en todas aquellas mujeres que fueron asesinadas. Un femicidio cada 18 hs. en la primera parte del año 2017 es la terrible cifra a la que se ha llegado según indica el Instituto de Políticas de Genero Wanda Taddei.
Otras tantas no gozan de su derecho a la igualdad laboral cuando cada fin de mes ven su recibo de sueldo y perciben que este es un 23% inferior al de un compañero hombre que realiza las mismas tareas, o las que callan todos los días el acoso que sufren por parte de su jefe.
También existe una falta de derechos que afectan a todas y cada una de las mujeres que no siguen los patrones esperados a la hora de formar o no una familia. Como aquella que elige no ser madre pese a haber pasado sus 35 años de edad o esas que siendo jóvenes desearían abortar de manera legal y segura un embarazo no deseado sin ser condenada socialmente por esto o morir en el intento.
Es de carácter urgente que todos estos y los tantos otros derechos de los que las mujeres se ven privadas hoy en día sean reconocidos por parte de la comunidad y el Estado para una sociedad justa e igualitaria.
“Al fin y al cabo el miedo de la mujer a la violencia del hombre es el espejo del miedo del hombre a la mujer sin miedo.” E. Galeano