El desamparo
Por Camila Bernárdez y Agostina Pérez
Primer cuatrimestre 2017
“Sabía de gente que estaba viviendo en la calle, nunca imaginé ser uno de ellos” confesó Marcelo Martínez mientras nos contaba su vida. Un hombre de 59 años, que está hace quince años en situación de calle.Vivía una vida tranquila, se ganaba la vida como remisero en forma particular. Tenía una mujer maravillosa y un hijo a quien perdió a sus 10 años en un accidente automovilístico, cuando lo llevaba al colegio. El terrible episodio marcó su vida y la de su mujer, y los llevó a una terrible depresión a ambos, gran parte del día vivían alcoholizados, sin creer lo que les estaba pasando. Marcelo quedó con secuelas mínimas, pero que lo imposibilitaron paraseguir trabajando. Mientras, la mujer hacia arreglos de costura para poder sobrevivir. Dos meses después, Marcelo comenzó a hacer “changas” para poder pagar el arreglo del auto, y cubrir sus necesidades básicas, como el alquiler. Con 43 años y sin secundario completo se le dificultaba conseguir un trabajo efectivo.
Un año después de vivir así, Luciana, mujer de Marcelo fue diagnosticada de cáncer. Al no tener trabajo efectivo, ninguno de los dos tenía obra social. Fue atendida en hospitales públicos, pero decidieron vender su auto para pagar su tratamiento. Como el auto no estaba en condiciones, lo vendió a muy poca plata. Marcelo, al ver que no le alcanzaba, comenzó a jugar en bingos, casinos, porque así podría multiplicar la plata. Ocurrió todo lo contrario, no solo perdió la plata para el tratamiento de su mujer, sino que también la plata para pagar el alquiler de su casa, quedó en la calle. Comenzó a dormir en el hospital donde su mujer fue internada de urgencia.
Días más tarde Luciana falleció. Ahí fue cuando comenzó a vivir en la calle. Asegura que en la calle, a través del boca a boca, es posible conocer dónde desayunar, almorzar o conseguir ropa. Se pasa horas en una iglesia, pidiendo limosna. Las condiciones en las que viven las personas en esta situación son muy precarias, viven en edificios abandonados, cajas de cartón, iglesias, estaciones en desuso o en cualquier rincón donde puedan dormir sin ser agredidos. En el caso de Marcelo, vive fuera de una iglesia hace quince años. “En los únicos que puedo confiar son en mi perros” nos cuenta. Se pasa todo el día con ellos, cuenta que fueron los que lo salvaron de un robo en el cual otra persona en la misma situación que él, le quiso sacar lo poco que tenía.
Pero así como Marcelo hay miles de personas en la misma situación, la ONG Médicos del Mundo lanzó una cifra: 16.000 personas “sobreviven” en las calles porteñas, número que comprende no solo aquellos que literalmente viven en calles, sino a toda la población, que reside en paradores, recibe subsidios habitacionales o se encuentra en riesgo de desalojo. En el primer cuatrimestre de 2016 unas 315.000 personas cayeron en la indigencia en todo el país, y se sumaron 1.400.000 nuevos pobres, según el Observatorio de la Deuda Social Argentina en la UCA a través de un informe presentado en abril pasado. No solo adultos, sino también los que actualmente viven en situaciones de calle. UNICEF y la secretaria Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia (SENNAF) presentaron “Situaciones de niños, niñas y adolescentes sin cuidados parentales en la República Argentina”, un estudio inédito en el país donde se cuantifica la cantidad de chicos y chicas que viven en instituciones e indagar sobre las causas que lo llevaron a esa situación, las condiciones en las que se encuentran y los lugares que los albergan, así como también conocer el nivel de acceso a la salud y educación en los niños y niñas en esa situación y de las familias de acogimiento que cuidan de ellos, entre otras cuestiones.
De acuerdo con el estudio, en Argentina hay 14.675 niños, niñas y adolescentes en esta situación, algunos son adoptados por otra familia, o cumplen la mayoría de edad y se independizan. Las principales causas de ingreso a estas instituciones o programas alternativos de cuidado familiar son la violencia doméstica y el maltrato: el 44% de los chicos y chicas sin cuidados parentales familiares fue separado de su hogar por esta razón. En segunda instancia se ubica el abandono, que explica el 331% de las intervenciones, y en tercer lugar el abuso, con el 13%.