Malvinas, reparación histórica
Por Juan Víctor Vicente
Segundo cuatrimestre 2016
A las once de la mañana del día 2 de abril de 2014, en Plaza de Mayo, algunas agrupaciones rodean a un grupo de excombatientes que se dirigen desde la puerta del Banco Central de la Nación hacia la casa de Gobierno. En este pequeño recorrido son aplaudidos y ovacionados al grito de ¡Viva la Patria! Al ingresar son ubicados frente al escenario en donde la presidenta, Cristina Fernández de Kirchner brindará una cadena nacional.
A lo largo de la historia, “la causa Malvinas” sufrió diferentes manipulaciones. Finalizada la dictadura un sector importante de los militares utilizaron el dolor de la guerra para justificarse como víctimas de esta contienda e intentaron -de esta manera- crear un fantasma social, un sentido común, en el cual se considere “soldados de la patria” tanto a quienes fueron a combatir sin antes disparar un sólo tiro, como a aquellos que formaron parte de crímenes de lesa humanidad.
Sin embargo, aquí, en el Patio Malvinas Argentinas no se encuentran los veteranos, sino los excombatientes: los pibes de la guerra.
Treinta y dos años debieron pasar para que, por primera vez, un gobierno les abriera las puertas de la Casa Rosada a estos muchachos, donde se dio comienzo a un acto cargado de emoción.
Detrás de los agasajados, separados por vallas de contención, centenares de militantes jóvenes cantan sin parar. En sus voces se siente una reparación histórica que tuvo lugar a lo largo de estos años.
No sólo los programas de salud, las políticas de subsidios y la conformación de espacios de la memoria son los ejemplos que hacen a la toma de conciencia y puesta en marcha de acciones a favor de los excombatientes sino que, también, se allanó el terreno con el objeto de promover nuevas ópticas en la discusión y, dar lugar de esta manera, a proposiciones más esperanzadoras. De modo tal que la toma de conciencia no solo se enfocará en reconstruir el pasado sino, además, se reconfigurará el presente para poder entenderlo. Es en este orden que la sociedad puede reivindicar a sus caídos.
En la memoria colectiva, la causa Malvinas atraviesa todos los órdenes políticos. No importa cuál es la bandera partidaria a la que uno esté afiliado. La gesta pasa por otro lugar, con otros tintes de complejidad. Malvinas simboliza la Patria, de cómo uno la ve, la siente, la entiende.
Es muy común escuchar a los excombatientes referirse a ellos mismos, ya no como víctimas, sino como partícipes activos de su historia. Se han organizado y han tomado las riendas de su destino. Aquellos muchachos que fueron obligados a combatir, hoy se encausan detrás de su historia para luchar por la memoria, por la verdad y por la justicia.
Hoy, treinta y dos años después, esta historia ya no la escriben los que ganan.