Cerrado por reformas
Por Sebastián Miguens
Segundo cuatrimestre 2016
Hoy, como todos los días, salgo a dar una vuelta por el parque de mi barrio. Tengo la suerte de vivir cerca de uno de los considerados patrimonios históricos de la ciudad de Quilmes, el Parque Cervecero. Siempre lo consideré, junto con la cercana Villa Argentina, uno de los mejores lugares para pasear en nuestra ciudad.
Inaugurado oficialmente en 1922, es decir hace 94 años, el parque siempre ha sido un lugar de reunión de la comunidad. En sus comienzos era utilizado por los empleados de la cervecería y los vecinos en aquellas épocas, pasando luego a ser cada vez más popular para actividades vecinales por sus grandes jardines e instalaciones deportivas. El lugar supo ser uno de los grandes aportes de la cervecería al patrimonio del municipio.
Si uno comienza a hacer el recorrido del parque en el día de hoy, no notará mucha diferencia respecto de hace unos años. Volverá a toparse con esos imponentes árboles plantados por Otto Bemberg (algunos traídos especialmente del exterior para contribuir a la variedad del parque), las canchas de las distintas disciplinas deportivas que tanto han sido usadas por la comunidad, entre otras cosas. Pero, dejando de lado el avance de la época, la única diferencia notable es la falta de su restaurante.
El restaurante de la cervecería es tan antiguo como el parque en sí, y en sus comienzos era utilizado por los empleados de la cervecería como lugar de reuniones, comedor e incluso salón de eventos. Junto con la modernización se lo convirtió en un restaurante comercial de bastante reconocimiento en la ciudad e incluso en la provincia, siendo uno de los más elegidos por visitantes de la ciudad para disfrutar de una cena y una cerveza tirada. Pero, poco a poco, y a falta de reformas, fue perdiendo popularidad.
Hoy, sin embargo, si uno intenta acercarse al restaurante se topará con el extraño cartel de “Cerrado por Reformas”. Así permanece intacto desde hace aproximadamente un año y medio, en supuesta reforma. Uno se pregunta, ¿qué habrá llevado al cierre del restaurante que era algo tan popular entre la comunidad? Con la ayuda de los guardias de seguridad, logré responder a esta incógnita.
Al terminarse la concesión comercial del restaurante, su dueño, Víctor Blanco (actual presidente de Racing Club de Avellaneda) decidió cerrarlo el 28 de abril de 2015, bajo la promesa de una remodelación y, aparentemente, bajo la excusa de que generaba pérdidas. Esta noticia supo ser foco de atención de todo el municipio, pero no sólo por el cierre de este lugar de carácter histórico, sino también por un gran problema con sus trabajadores. Se llevaron a cabo manifestaciones en la puerta del parque por parte de los más de 50 empleados que fueron despedidos con irregularidades en sus indemnizaciones, por lo cual el parque también permaneció cerrado unas semanas.
El nuevo intendente de Quilmes, Martiniano Molina, ha dicho en entrevistas que se encuentra mediando con la empresa para recuperar como patrimonio el restaurante, el parque y la Villa Argentina, pero de momento no se sabe nada al respecto.
Es extraño cómo una empresa que en su momento supo beneficiar y aportar al desarrollo de la ciudad, en este momento la perjudica con el cierre de un lugar tan tradicional del patrimonio municipal. Cómo con la falta de reformas durante el desarrollo del restaurante en la actualidad, la dejadez se llevó al punto en que, cuando no fue rentable mantenerlo, se lo cerró.
Esa es la imagen que decidí retratar en mi trabajo, este tradicional restaurante que a la vista, el día de hoy, es incluso triste. Al ver el edificio y la zona de juegos en dejadez absoluta uno incluso comienza a preguntarse si alguno de los rumores que corren serán ciertos. ¿Se renovará la concesión del restaurante?, ¿El hijo del dueño lo volverá a abrir? Estas son preguntas que quizás nunca tengan respuesta.